|
- 6 pepinos de tamaño medio y muy frescos.
- 2 manzanas verdes tipo granny smith.
- 6 cucharadas de aceite de oliva virgen extra.
- Un yogur natural sin azúcar.
- El zumo de medio limón.
- Sal y pimienta recién molida.
Lo primero, apuntar que el éxito de esta ensalada radica en encontrar pepinos muy frescos, que no lleven separados de la planta
mucho tiempo y de tamaño más bien pequeño (hay que desconfiar de los ejemplares demasiado grandes).
Se pelan y se les retira todo rastro de piel que pudiera quedar. Cuanto más se llegue al centro del fruto, más jugoso
y gelatinoso. Es muy útil utilizar un pelador de patatas, para dejarlos bien limpios.
Con ayuda de un cuchillo afilado, se parten en rodajas bien delgadas que se ponen delicadamente en un bol.
A continuación, se lavan bien las manzanas, se parten en dos y se les quita con mucho cuidado el corazón, el tallo y las pepitas,
dejando la piel. Entonces se parten, también con ayuda de un cuchillo y sobre una tabla, en cubos pequeños, como del tamaño
de un dado del parchís. Conforme se van troceando, se incorporan al bol en el que está el pepino. Se rocía con el zumo de
limón.
En una taza se ponen el yogur, la sal y la pimienta, y se mezclan con una cuchara, añadiendo a la vez el aceite de oliva virgen,
en fino cordón. Si queda muy espesa, se pueden añadir unas gotas de leche. Finalmente se vierte esta salsa sobre la manzana
y los pepinos en rodajas, y se le dan unas vueltas para que la ensalada se aliñe homogéneamente. Se sirve muy fresca.
|
